«Si no estás fallando de vez en cuando, no estás innovando lo suficiente.» – Elon Musk
En la era digital actual, la cantidad de contenido disponible nos supera, tenemos al mano más contenido que ningún otro momento de la historia, contenido que buscamos y otro que no tanto, que nos aparece en el día a día (lo queramos o no). Los usuarios están constantemente expuestos a una avalancha de información en sus dispositivos, desde publicaciones en redes sociales hasta anuncios en línea y correos electrónicos promocionales. En este contexto, ha surgido una tendencia donde el volumen de contenido parece imponerse sobre su calidad.
Plataformas como YouTube, Instagram y TikTok han popularizado el formato de contenido corto y vertical, podemos ser testigo de esta tendencia en el transporte público, gimnasios y otros lugares abundantemente recurridos, donde las personas aceptan dedicar tiempo a algo que no requiera un amplio compromiso y que sea de fácil acceso. Los vídeos breves, generalmente de menos de un minuto de duración, se han convertido en una opción preferida tanto para creadores como para consumidores.
Los tan conocidos «Shorts» en YouTube, compiten directamente con los «Reels» de Instagram y los vídeos virales de TikTok. La razón detrás de su popularidad radica en su capacidad para captar la atención del espectador en segundos, aprovechando el ritmo acelerado de la vida digital.
Aunque la calidad del contenido sigue siendo importante, la tendencia actual favorece la producción rápida y constante. Las marcas se enfrentan al desafío de mantenerse relevantes en un entorno donde la atención del consumidor es un recurso escaso y altamente disputado. La capacidad de generar contenido de manera ágil y adaptativa se ha convertido en un factor crucial para el éxito en el marketing digital.
Sin embargo, esto no significa que la calidad deba sacrificarse en aras del volumen. Las marcas deben encontrar un equilibrio entre la cantidad y la calidad, creando contenido que sea atractivo, relevante y valioso para su audiencia. La creatividad y la originalidad siguen siendo elementos clave para destacar en un mar de información.
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